«Pozos de ambición»

«Sidney» me dio igual. «Boogie Nights» me hizo gracia y tira que te va. «Magnolia» me pareció más preocupada en hilar el guión que en contarme realmente algo. «Embriagado de amor» se esforzaba tanto en ser original que se le veían todas las cremalleras. Y «Pozos de ambición»… me reventó la cabeza. Esta vez, sí, Paul Thomas Anderson. La película se me comío desde el primer cuarto de hora casi de cine casi mudo. De hecho, casi todo el film tiene el cuajo del gran cine silente. Es alegórica y tiende a la abstracción. Está narrada con el empuje y la audacia de los pioneros. Confía en la capacidad de las imágenes para explicarse por sí mismas. Exagera teatralmente la interpretación de sus protagonistas hasta el punto en que dejan de ser seres humanos para ser conceptos. Si en lugar de «Pozos de ambición» (el pomposo título español del no menos altisonante «There will be blood») la película se llamara simple y llanamente «Ambición», sería prima-hermana de «Avaricia» de Eric Von Stroheim. Sus primeros 15 minutos, salpicados de sangre, manchados de petróleo, son la génesis de un monstruo. Un self-made man de esos que te dicen que no le preguntes cómo hizo su primer millón, sino el último. Ganazas de ver «The master».

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2 respuestas a «Pozos de ambición»

  1. pepo pérez dijo:

    coincido en casi todo, aunque Punch-Drunk Love me gustó más que a ti. There Will Be Blood es una pasada ciertamente, muy acertado tu punto de vista al insertarla en esa tradición de pioneros del cine. Una vez más, volver a lo muy antiguo, a los lenguajes ya abandonados, resulta moderno y revolucionario.

    Por cierto, dejo ahí la crítica del «visionario» Boyero sobre Pozos de ambición, que como siempre se enteró de todo. Para enmarcarla. http://elpais.com/diario/2008/02/09/cultura/1202511603_850215.html

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